Empiezo a ver un patrón de soledad o de necesaria apatía a lo que sucede a mi alrededor. No sé si solo soy yo o mi Grinch interno; si las quejas son viables o justificables en la vida, si soy quizá el único que actúa de determinada manera en su día a día; no sé si es el clima, la edad, octubre o simplemente que el oxígeno tiene partículas distintas.
Lo que, si sé, es que ahora estoy un poco más alerta, quizá con menos paciencia, pero consciente de que no había visto en mi interior y que, lo que predico, es una receta de necesaria de automedicación: no aceptes algo distinto a lo que buscas, no pierdas energía, enfócate, concéntrate, avanza.
Quizá, cosa que es algo cierta, no vibre en la misma sintonía; quizá, como dicen por ahí, la gente no cambia y uno debe aceptar lo que es y no lo que espera que sea; pero, si eso es verdad, luego entonces, ¿No debería comenzar yo con respetar lo que sí puedo controlar?… esto de querer ser el termostato de la familia es algo complejo; me gustaría saber que, si no lidero un futuro, al menos me procuro uno. Espero que en esta encrucijada se desdoblen algunos caminos, se alineen las estrellas, la energía se equilibre o la fuerza me acompañe.
Sé, que lo que me toca, le pondré atención, desviaré lo más posible pensamientos negativos, priorizaré energía positiva y perseguiré mis metas, mis sueños, porque al final, todo será consecuencia de lo que decida hacer hoy. Probablemente camine solo, pero inevitablemente, en la vida habrá caminantes con los que coincida, con los que cambie perspectivas, ideas, apoyos, algo de energía, para sumar y que sumen en mi vida.
He sido completamente humano, he afectado, drenado y desenfocado a otros; hoy sé que no puedo cambiar la vida de nadie, solo puedo comenzar, construyendo o mejorando la mía. Sé que escribo esto para no olvidarme que, en algún punto del camino, se vale replantear, se vale pausar, se vale no estar de acuerdo, se vale reclamar, pero siempre y cuando esto, tenga una conclusión que nos haga avanzar de alguna forma.
