Me quedo con el hola improvisado, con tus manos en las mías, con los besos y las risas, con las miradas lascivas… me quedo con el perfume de tus poros, con los “no” dejándome avanzar, con la danza de los cuerpos, con los sabores del quizá… me quedo contigo por las noches, aunque tú no estés aquí… me quedo con la soledad y la agonía, de no saber nada de ti, de quedarme inerte, quieto, aprisionado… por no saber que te alejo de mi?
Estaba ausente… se distraía con facilidad, necesitaba estar consciente de lo que tenía que hacer, el recorrido matutino, las bendiciones y despedidas, el cumplir con los deberes, la rutina… había algo que activaba una paz y un esbozo de sonrisa, el reloj checador… Como siempre, empezaba sus tareas y todo era más sencillo, navegaba entre proyectos, archivos, papelería, charlas, revisiones… al final del día, el reloj checador también la despedía…en el trayecto a casa, se perdía en sí misma, en sus recuerdos y en los momentos simples que, por alguna extraña razón, había dejado de hacer y se seguía preguntando ¿Por qué?… momentos tan simples como estacionarse y salir del carro para sentir la lluvia o caminar hacia cualquier fuente y lanzar una moneda pidiendo un deseo o bailar sin razón alguna o cantar a todo pulmón en el tráfico de la ciudad. Vivir en los detalles, distraerse con cualquier cosa: con un limpiaparabrisas, con un idiota al volante, con un espectacular chistoso, con una señora malabarista… y simplemente el tiempo pasaba… pero, en la quietud, en la tranquilidad de su soledad, su mente la llevaba a miles de universos, a miles de posibilidades. Añoraba ese reflejo en el espejo, esa niña rara que sonreía abiertamente por cualquier banalidad y que decía sin miedos lo que pensaba y besaba igual… ella aún estaba ahí, esperando a que la razón se diera cuenta que, a veces, se necesita inyectar emociones, fantasías y locuras, para que latir, signifique mucho más…
Solo espero, que no nos perdamos en el tiempo, que recorramos el mundo, que probemos los sonidos de la noche, que miremos los amaneceres, incluso, como siempre, lejos del otro… que nuestros dedos sigan sintiendo la arena, el asfalto, la tierra…que no dejemos de reír, que sigamos creciendo y aparezcan mil canas de experiencia… que la vida cotidiana, el trabajo, las calles, los amigos, los pendientes, no nos consuman los segundos, los respiros… no quiero que llegue lo inesperado, lo que seguramente llegará sin aviso, cuando simplemente se termina la historia sin puntos suspensivos…. y no pueda volver a verte….pero sobre todo, que hoy con estos silencios prolongados…no pueda decirte…lo mucho que te extraño…
Para abrazarte… reencontrar el camino que me lleva a ti, recordar ¿Quién era yo?, ¿Cómo se sentía no poder respirar después de un beso?, lo inexplicable de tus ojos… abrazarme a ti y a mi… a nuestra historia inconclusa y extraña… a los días absurdos y los momentos plenos… a estos segundos robados en la historia de mi vida y dedicarlos al hubiera… a extrañarte francamente, con un dolor en el alma día a día… a despertar con el miedo de no haber pronunciado tu nombre y al momento incómodo, en el que estoy sonriendo sin excusas, pensando en ti… por mis miedos, mis pretextos, mis excusas, mi universo entero, con este inmenso vacío… hoy, aquí, quisiera verte para abrazarte y abrazarme a mi…
Es complejo, tener que platicar y tener que evitarte, al mismo tiempo… eres una peligrosa combinación. Por un lado, irreal, clara, sutil… una ninfa ajena a mi realidad… por otro lado, lejana, misteriosa, prohibida… una musa, que debe mantenerse necesariamente distante a mis pasos, en ese lugar en el que no me atreva a dar el primero… y si amar, fuera imperativo e irremediablemente incontenible, sería tu beso, el reto más atrevido de estas últimas sonrisas… y si de oscuridad viviese, tras tu roce…estoy seguro que no necesito luz… no necesito luz…
Hueles a tristeza… escucho en tus palabras nostalgia, por perder pasión ó razón… hoy, tu sabor, tu olor a hierba, tras un invierno eterno de sueños extraviados, me inunda… esa sensación de existir en mundos distantes, de vivir otra vida… Y sabes, hay un lugar en mi alma para tus andanzas. No necesito años para amarte hasta hartar, te necesito, como otros días, exageradamente, desesperadamente… hoy, siento que puedo cambiar el tono de tu voz, erizarte, mucho más que el cuerpo… tocarte el alma, puedo hacer… que de pronto olvides, que tenías que olvidar…
Dibujaría una sonrisa lentamente, si esta, fuese provocada por tu andar hacia aquí, a este espacio… bajo ningún pretexto o quizás buscando más de mil… dibujaría lentamente una ilusión, no tan fuerte, pero si tan clara, para tener en mi mundo la oportunidad de acariciar tus sueños, pensando que estaría tal vez, en aquel, donde compartes los besos y las manos, los planes y atardeceres, las sonrisas, los abrazos…dibujaría la felicidad, si tan solo supiera ¿Cómo es?… creo que a lo que más se le parece, es a eso raro que me haces sentir, cuando no te dibujo, porque de hecho, estas aquí…
Debo, necesito evitarte…porque ver tu andar, tus líneas, tu sonrisa, es hipnotizante… es imaginarme el desierto y perderme en la inmensa soledad de tus poros… es caminar cuidadosamente entre alfileres para evitar tocarte, es perderme entre abismos y duendes, por saberte prohibida… me desespera no poder actuar como lo haría fuera del mundo que compartimos, acercarme, buscarte, con el simple propósito de irme al infierno por perderme en tus ojos… nadar en tu mirada…probar tus labios… pero prefiero esconder mis perversas intenciones, aunque parece estúpido, porque todo lo sabes y no hay dudas en éstas…solo silencio y miradas profundamente indescifrables…
Miel… tenue, lúgubre, intensa, inmarcesible… como las hojas de un frío noviembre, como un sonido lejano e inerte… como una sonrisa que encanta…esa mirada de miel que parece una canción de olvido, una gota de rocío, una emoción lenta o un recuerdo que baila contigo cuando estas consciente… si… consciente de distancias, edades, pecados y cosas pendientes, que no puedes buscar, porque las sabes prohibidas, porque las sabes tardías en tus días… porque no mereces, no necesitas … pero te hacen falta…
Siempre, como tantas veces, tarde, apareces embobado, sorprendido y perdido en unos ojos que no dicen nada, pero lo gritan todo, con un miel que mata…
…Y con esa mirada…pareces decir mucho y al mismo tiempo no dices nada… solo de pronto, con tus palabras esquivas, con tus sonrisas furtivas, con tus bromas tontas, denotas un ápice de esperanza, coqueta, inocente, sutil… pero al fin, esperanza…y de pronto despiertas mis ganas, por perderme en tu mirada, irme al infierno contigo… y cuando me acerco, por haber sospechado, que tengo esperanza…te aseguras, sonriendo, de apagarla…
Y es ese juego, ese círculo vicioso, que me vuelve loco, que me ata, me mata, me encanta!… y al final, el cielo, el infierno, el maldito universo, conspiran y se ríen a carcajadas por tenerme como imbécil regresando a hurtar miradas… Con el único afán de alimentar mi perversión, mi vicio y esta absurda duda de mirarte y un día tener el valor de decirte simplemente…
Hay palabras que no están hechas para gritarse. Hay historias que no caben en redes, ni en frases con filtros. Y hay heridas que, cuando se escriben, no buscan aplauso… solo un poco de alivio.
Este blog no nació para ser popular. Nació porque necesitaba dejar de ahogarme, dejar de darle vueltas a los hubieras, dejar de lado las miles de razones del por qué mis líneas no debían existir…
Este espacio nació porque había demasiadas cartas, cuentos y poesías que nunca envié… demasiados pensamientos que solo se quedaron rondando entre el pecho y la almohada… Cosas que le decía al universo, a las historias de mi vida, a los imposibles, a las utopías, que siempre han rondado mi cabeza…
Este espacio se llama “La travesía del náufrago, los silencios escritos” porque, como tú tal vez, he estado perdido… a la deriva, sin rumbo, sin un propósito… He sentido que floto, que respiro… y al reconocer esta sensación, me doy cuenta que he avanzado, que parece haber un puerto, que después de todo, las tormentas me mueven a un horizonte nuevo, a un lugar en el que no necesito excusas, ni máscaras, ni explicaciones… un lugar en el que puedo ser…
Aquí escribo lo que no supe decir. Lo que me hubiera gustado leer en alguna madrugada difícil. Lo que tal vez, tú también necesitas leer.
No tengo soluciones, ni busco la paz mundial, ni pretendo nada más que compartir. Solo son palabras; sin embargo, son poderosas, porque expresan emociones y transmiten historias… y creo, que durante un naufragio, una palabra, una idea, una línea… puede ser una tabla de salvación, en medio de tu propia búsqueda…
Si alguna frase te toca, tómala. Si algún texto te abraza, déjalo quedarse, vívelo, respíralo. Y si algún día sientes que también náufragas… ¡Entonces bienvenido! en esta barca, creo que somos muchos.