Es sencillo hablarte del trabajo, de las cosas cotidianas, de la música, del clima, de las mil tonterías del día a día… lo difícil es la cercanía, los espacios a solas, los momentos en que confronto tu encanto… es ahí donde no tengo palabras, es ahí donde me falta aire, ideas, pretextos… donde articular una frase es la tarea más compleja y me convierte en un idiota… donde la salida más fácil es decir cualquier estupidez que te aleje, y a mí, que no me haga perder el control… es precisamente ese momento, donde me descubro vulnerable… a tus ojos, a tus labios, a tus curvas… maldita sea, es increíble que después de tanto, aun parezca un adolescente nervioso, cuando estoy contigo…