Lo terrible del perdón son las puertas enmohecidas, las palabras ahogadas, las miradas perdidas y el hartazgo de los años… lo amargo que sabe el olvido, el Parkinson de la razón y el vacío de los abrazos… lo más terrible del perdón es esa penumbra de los besos, la indiferencia que dibuja el acercarse o alejarse, las dudas, los vidrios rotos, las páginas devueltas…el sarcasmo de cada caricia, de cada expresión absurda con tu nombre a regañadientes en mis labios… lo inaccesible que es un beso tuyo, un recuerdo, un contacto… lo absurdo que suena el deber olvidarte… lo imbécil que soy, escribiéndote siempre, pensándote, extrañándote… pero lo que en verdad me hace daño, es saberte a ti, indiferente…
