Me he alimentado de ti… del fantasma de tu risa, de los silencios, de tus pasos, del frío en tus manos tan lejos de mi… me he alimentado de las mañanas lúgubres, de los atardeceres insulsos, del otoño, del invierno, del llanto sordo de este tiempo sin ti… me he alimentado de cada letra, palabra o escrito que esbozan mis dedos, de cada nueva sonrisa, de cada connato de beso… me he alimentado del latir del corazón, del deseo extraviado ayer… me he alimentado del recuerdo, nítido y completo, que guarde en mi alma de cada beso tuyo… y solo deje, en el sótano de mis dudas, aquel tiempo y esas decisiones que no viví, acompañadas del dolor por no aferrarme a ti…
Para abrazarte… reencontrar el camino que me lleva a ti, recordar ¿Quién era yo?, ¿Cómo se sentía no poder respirar después de un beso?, lo inexplicable de tus ojos… abrazarme a ti y a mi… a nuestra historia inconclusa y extraña… a los días absurdos y los momentos plenos… a estos segundos robados en la historia de mi vida y dedicarlos al hubiera… a extrañarte francamente, con un dolor en el alma día a día… a despertar con el miedo de no haber pronunciado tu nombre y al momento incómodo, en el que estoy sonriendo sin excusas, pensando en ti… por mis miedos, mis pretextos, mis excusas, mi universo entero, con este inmenso vacío… hoy, aquí, quisiera verte para abrazarte y abrazarme a mi…
Miel… tenue, lúgubre, intensa, inmarcesible… como las hojas de un frío noviembre, como un sonido lejano e inerte… como una sonrisa que encanta…esa mirada de miel que parece una canción de olvido, una gota de rocío, una emoción lenta o un recuerdo que baila contigo cuando estas consciente… si… consciente de distancias, edades, pecados y cosas pendientes, que no puedes buscar, porque las sabes prohibidas, porque las sabes tardías en tus días… porque no mereces, no necesitas … pero te hacen falta…
Siempre, como tantas veces, tarde, apareces embobado, sorprendido y perdido en unos ojos que no dicen nada, pero lo gritan todo, con un miel que mata…
…Y con esa mirada…pareces decir mucho y al mismo tiempo no dices nada… solo de pronto, con tus palabras esquivas, con tus sonrisas furtivas, con tus bromas tontas, denotas un ápice de esperanza, coqueta, inocente, sutil… pero al fin, esperanza…y de pronto despiertas mis ganas, por perderme en tu mirada, irme al infierno contigo… y cuando me acerco, por haber sospechado, que tengo esperanza…te aseguras, sonriendo, de apagarla…
Y es ese juego, ese círculo vicioso, que me vuelve loco, que me ata, me mata, me encanta!… y al final, el cielo, el infierno, el maldito universo, conspiran y se ríen a carcajadas por tenerme como imbécil regresando a hurtar miradas… Con el único afán de alimentar mi perversión, mi vicio y esta absurda duda de mirarte y un día tener el valor de decirte simplemente…