Los silencios escritos

Etiqueta: soledad

Duda

Me quedo con el hola improvisado, con tus manos en las mías, con los besos y las risas, con las miradas lascivas… me quedo con el perfume de tus poros, con los “no” dejándome avanzar, con la danza de los cuerpos, con los sabores del quizá… me quedo contigo por las noches, aunque tú no estés aquí… me quedo con la soledad y la agonía, de no saber nada de ti, de quedarme inerte, quieto, aprisionado… por no saber que te alejo de mi? 

Ausente

Estaba ausente… se distraía con facilidad, necesitaba estar consciente de lo que tenía que hacer, el recorrido matutino, las bendiciones y despedidas, el cumplir con los deberes, la rutina… había algo que activaba una paz y un esbozo de sonrisa, el reloj checador… Como siempre, empezaba sus tareas y todo era más sencillo, navegaba entre proyectos, archivos, papelería, charlas, revisiones… al final del día, el reloj checador también la despedía…en el trayecto a casa, se perdía en sí misma, en sus recuerdos y en los momentos simples que, por alguna extraña razón, había dejado de hacer y se seguía preguntando ¿Por qué?… momentos tan simples como estacionarse y salir del carro para sentir la lluvia o caminar hacia cualquier fuente y lanzar una moneda pidiendo un deseo o bailar sin razón alguna o cantar a todo pulmón en el tráfico de la ciudad. Vivir en los detalles, distraerse con cualquier cosa: con un limpiaparabrisas, con un idiota al volante, con un espectacular chistoso, con una señora malabarista… y simplemente el tiempo pasaba… pero, en la quietud, en la tranquilidad de su soledad, su mente la llevaba a miles de universos, a miles de posibilidades. Añoraba ese reflejo en el espejo, esa niña rara que sonreía abiertamente por cualquier banalidad y que decía sin miedos lo que pensaba y besaba igual… ella aún estaba ahí, esperando a que la razón se diera cuenta que, a veces, se necesita inyectar emociones, fantasías y locuras, para que latir, signifique mucho más…